No son pocas las historias y leyendas que sobre la ciudad de Salamanca se han ido acumulando con el paso del tiempo. Anteriormente, ya os hemos acercado alguna de ellas, como la de María la Brava, La Casa de las Muertes, el Huerto de Calixto y Melibea o La Cueva de Salamanca. La leyenda de la calle Tentenecio es, en todo caso, una de las más conocidas por los salmantinos.
La leyenda de Tentenecio, Salamanca
Esta curiosa leyenda, cuenta el milagroso amansamiento de un toro bravo escapado del mercado de ganados de Salamanca. El animal, tras sembrar el pánico por las calles de la ciudad, habría llegado hasta la entonces conocida como Calle de Santa Catalina, quedándose a punto de embestir a una madre con su hijo. Es en este momento, cuando según la leyenda, interviene San Juan de Sahagún (siglo XVII), actual patrón de la ciudad de Salamanca, quien enfrentándose al toro y poniéndole la mano en la cabeza le habría dicho: “tente necio”, provocando así su inmediato detenimiento. Es a causa de ello, que la calle cambiaría su nombre en recuerdo de las palabras del santo.
Tentenecio, calle emblemática de Salamanca
La calle de Tentenecio es uno de los lugares más representativos de la ciudad de Salamanca. Esta empinada cuesta, conduce desde la Catedral Vieja hasta la Ribera del río Tormes y el Puente Romano. En su entrada más elevada, parte de la Puerta de Los Carros del Claustro de la Catedral Vieja; y en su parte inferior acaba con la Puerta del Río de la Cerca Vieja, ahora ya desaparecida. Hoy día, es habitual cruzarse a su paso con los muchos turistas de la ciudad, que acuden a ella por su antiguo trazado y arquitectura, así como por la cercana conexión que ofrece entre los más destacados museos, monumentos y enclaves patrimoniales de la ciudad.