Tomás Bretón fue un compositor y violinista salmantino, que destacó por sus aportaciones en el campo de la ópera, entre otros géneros musicales.

Tomás Bretón y Hernández (Salamanca, 1850 – Madrid, 1923)

Tomás Bretón nació en Salamanca el 29 de diciembre de 1850. Habiendo quedado  huérfano de padre a los dos años de edad y perteneciendo a una familia humilde, Bretón logró ingresar con grandes sacrificios en la Escuela de Nobles y Bellas Artes de San Eloy. En Salamanca, se ganó la vida tocando el violín con pequeñas orquestas, en teatros e iglesias. Cuando alcanzó los 16 años se trasladó a Madrid para tocar en orquestas de teatros de zarzuela y continuar su aprendizaje bajo las enseñanzas de Emilio Arrieta, en el Real Conservatorio. Allí acabó recibiendo el premio del conservatorio, junto con Ruperto Chapí. En 1880 fue becado para estudiar en el extranjero y a partir de entonces pasó a residir en ciudades como Roma, Viena, Milán y París. Por aquel entonces empezó a realizar sus grandes obras, como “El Apocalipsis” y “Los amantes de Teruel“. A su gran aportación operística se sumó también con el tiempo su trabajo como director de orquesta, en la Unión Artístico Musical y la Sociedad de Conciertos de Madrid. También fue director de Conservatorio del Madrid, puesto que mantendría hasta su jubilación, dos años antes de su muerte, el 2 de diciembre de 1923.

Bretón y la ópera

Aunque el legado dejado por Tomas Bretón fue más allá de la ópera, esta fue su mayor obsesión. En este sentido, trabajó también en defensa de la ópera nacional realizando numerosos escritos, discursos y conferencias a este respecto. Bretón insistía en la utilización del español en la ópera y se esforzaba en promover el desarrollo de teatros y redes de producción nacionales.

Por lo que respecta a la producción operística de Bretón, su primera ópera fue “Guzmán el bueno” (1976), una obra modesta y tradicional, condicionada por el libreto de Arnau, que llegó en un momento en el que éste género carecía de una buena acogida en los teatros españoles. Su primera gran ópera, “Los amantes de Teruel“, se estrenó en 1889, y el propio Bretón tuvo que escribir al libreto, debido al poco interés por la ópera de los literatos españoles. En sus primeros trabajos operísticos, el compositor empleó modelos europeos, insistiendo más adelante en los elementos populares (como puede apreciarse en su obra “La Dolores“, de 1895, que el mismo denominó como “ópera española“). 

En cualquier caso, a las creaciones operísticas de Bretón se suman un gran número de zarzuelas. Entre las mismas, cabe mencionar la que es, tal vez, su obra más famosa,  “La verbena de la Paloma“; todo un clásico con el  libreto de Ricardo de la Vega, que fue estrenado el 17 de febrero de 1894. A ello hay que añadir, finalmente, la labor  de Bretón en el ámbito de la música sinfónica y de cámara, realizando múltiples composiciones de estos género.

Datos curiosos del artista

Como curiosidad, Tomás Bretón fue miembro de la logia masónica de Madrid, “Fraternidad Ibérica“, perteneciente al Gran Oriente Nacional de España (GONE). Allí se inició en junio de 1873, con 22 de años de edad. En 1881 le nombraron miembro Adjunto del Consejo de Administración y Disciplina del Gran Oriente Nacional de España y en 1894 alcanzó el grado 34º.

Tomás Bretón en la Ciudad del Tormes

La capital charra cuenta con una plaza con el nombre y compositor salmantino Tomás Bretón. En este lugar se erigió un teatro con su nombre, actualmente desaparecido. En la plaza puede encontrarse un busto en homenaje al artista, realizado por el famoso escultor e imaginero salmantino Damián Villar.