El Museo de Comercio de Salamanca ha inaugurado una nueva exposición temporal sobre la vestimenta típica charra hasta principios del siglo XX y su relación con el comercio. Esta muestra permanecerá abierta hasta el próximo 20 de marzo y ha sido posible gracias a la generosidad de María Jesús Galayo Coya, quien ha cedido de su colección una treintena de piezas para su exhibición en el Museo. Son una buena lista de artesanos locales los que, en gran medida, se encargaron de la confección de estas prendas y complementos que se exponen, entre los que podemos encontrar sastres, sombrereros, zapateros, bordadores, curtidores, tintoreros, tejedores de lana y de lino…
Historia y comercio de Salamanca: la vestimenta de la provincia
Es posible apreciar la evolución de la vestimenta típica charra a través de los grabados que con esta temática fueron dibujándose a lo largo del tiempo en nuestra provincia. Los primeros, datan del siglo XVIII y fueron realizados por Juan de la Cruz Cano y Olmedilla en la obra “Colección de trajes de España tanto antiguos como modernos, que comprehende todos los de sus Dominios: Dividido en dos Volúmenes, con ocho quadernos de á doze estampas cada uno”. Desde entonces, los trajes irían cobrando una mayor complejidad y es a partir de la segunda mitad del siglo XIX y hasta las primeras décadas del siglo XX que alcanzaron su mayor culmen, cuando son objeto de exposición nacional e internacional y en 1923 se obsequian dos trajes charros a la Reina Victoria Eugenia y al Rey Alfonso XIII en su visita a Salamanca. En todo caso, la citada exposición nos muestra como la producción de estas elaboradas prendas conllevaba un buen número de relaciones comerciales a nivel nacional e internacional, ya que para su confección, junto con los lienzos y paños españoles, se requerían las mejores sedas, terciopelos o muselinas del extranjero (de las Indias Orientales, de los Países Bajos, de Inglaterra, de Italia, de Alemania…).
Morfología del traje popular charro
Los trajes populares charros llaman rápidamente la atención por su gran número de piezas y de complementos y destaca sobre todo la vistosidad de la indumentaria que lucían las mujeres. Éstas, calzaban zapatos bordados con lentejuelas y llevaban medias caladas. Cubrían sus bustos con un jubón de terciopelo bordado o calado con manga estrecha y botones de filigrana sobre el que colocaban un pañuelo de hombros bordado con lentejuelas o mostacilla y un dengue o esclavina habitualmente de paño rojo profusamente decorado. Sobre todo ello, cargaban con una gran cantidad de collares de oro, con cruces, aderezos, galápagos… Más abajo, tenían una faltriquera colgando en la cintura y vestían un picote o mandil también bordado y rematado con un faralar de seda con un par de cordones de oro con flecos en la parte trasera. Peinaban su pelo en rodetes de trenzas caladas sujetas con horquillas a la altura de sus orejas y, en lo alto, un pañuelo de tul bordado solía cubrir el moño que coronaba sus cabezas y que ataban con cintas bordadas. En lo referente al traje masculino, éste resultaba bastante más sencillo. Destacaba el sombrero de ala corta y vuelta llamado «de embudo» que se decoraba con borlas. Los hombres, calzaban además zapatos cubiertos con polainas y llevaban calzones de mandil. Sobre un camisón de pechera fruncida se cubrían con un chaleco con escote y una chaqueta con bolsillos y solapa y, por último, se abrigaban con una capa lisa de esclavina.
Horarios de apertura del Museo
La exposición puede visitarse de lunes a sábado en horario de 10:00 a 14:00 horas y de 17:00 a 20:00 horas; y los festivos de 10:00 a 14:00 horas.