Hablar de la Plaza Mayor de Salamanca es algo complicado. Sencillo hablar de su maravillosa arquitectura que fue encargada a Alberto Churriguera en el siglo XVIII pero difícil plasmar la sensación que produce entrar por cualquiera de los arcos. Andrés García de Quiñones fue quien terminó la Plaza una vez muerto Churriguera.
Creo que prácticamente todos los salmantinos cada vez que salimos a dar una vuelta por la ciudad de Salamanca tenemos que pasar por la Plaza Mayor. Es el centro neurálgico de Salamanca y también de nuestro corazón. Su hermosura nos llena, su gentío y su ruido nos envuelve, su magnificencia nos emociona.
Es un privilegio escuchar a las personas mayores contar como en su juventud las mujeres y los hombres paseaban por separado en dos círculos concéntricos y era el modo de ver a la persona que producía esos cosquilleos en el estómago. Además de estos encuentros amorosos, los medallones que se encuentran en las enjutas de los arcos han sido testigos de corridas de toros, partidas de ajedrez, de la presencia de un jardín que ornamentaba la plaza… y en la actualidad de los conciertos en las fiestas de la ciudad, de los corrillos de jóvenes sentados, de la gente que queda debajo del reloj…
La Plaza Mayor de Salamanca es historia, es emoción, sentimiento, vivencia, soñar, rememorar momentos especiales y pensar en tiempos pasados.
Se puede disfrutar de una plaza que no pudo construirse de forma cuadrangular perfecta por respeto a la iglesia que se encuentra al lado, la de San Martín. Una plaza churrigueresca construida entre 1729 y 1756, que se compone de 88 arcos de medio punto con medallones que representan en cada uno de sus cuatro pabellones a conquistadores españoles y militares, a Reyes de España y del mundo de las letras. El color dorado de la piedra de Villamayor, característica de la ciudad, proporciona la templanza adecuada para poder observar con calma la majestuosa Plaza Mayor.
El Pabellón Real, que alberga el Ayuntamiento de Salamanca, tiene una espadaña con tres campanas y se encuentra coronada en la actualidad por la Mariseca. Esta fachada tiene cuatro esculturas alegóricas a la Industria, Agricultura, Música, Poesía.
Una curiosidad de la Plaza Mayor de Salamanca podemos hallarla en el arco de mayor alzada de cuya salida es hacia el Mercado. Se puede leer la inscripción que nos recuerda «Aquí se mató una muger, rueguen a Dios por ella. Año de 1838»
Se encuentra en la Plaza Mayor, la cafetería más antigua de Salamanca, el Café Novelty inaugurado en mayo de 1905. Miguel de Unamuno, Ortega y Gasset, Pedro Laín Entralgo, Carmen Martín Gaite, Víctor García de la Concha o Torrente Ballester son algunos de los personajes ilustres asiduos a esta cafetería. En memoria de este último, Torrente Ballester, se realizó en el año 2000 una escultura que se encuentra en el rincón favorito del escritor.