A 64 km. de Salamanca, dentro de la comarca de la Sierra de Francia-Quilamas, encontramos el pequeño municipio de Valero, situado a 584 metros de altitud a los pies de las cumbres de la Sierra de las Quilamas.
La villa de Valero, único pueblo situado en el interior de la Sierra de las Quilamas, se alza entre el río Quilama y el arroyo de San Juan, conocido como Río Chico, que vierte sus aguas en el primero de ellos. Ubicado en un profundo valle y rodeado de altas montañas, Valero se esconde en pleno corazón de las Quilamas, entre sinuosas laderas y en plena serranía salmantina.
Fauna y Flora de Valero
El entorno natural de Valero se caracteriza por su carácter agreste de espectacular belleza, que cuenta con valles y laderas cubiertas de castañares, salpicados por los arroyos de frescas aguas a cuyas orillas crecen nogales, alisos e higueras.
Entre las especies de fauna que podemos encontrar por la zona, se encuentran águilas perdigueras, buitre negro, zorros, halcón peregrino, águilas reales, nutria, cigüeña negra…
El Castillo Viejo de Valero
Dentro del término municipal de Valero, a 1379 metros de altitud, encontramos el recinto amurallado conocido como el Castillo Viejo, que da nombre al monte sobre el que se emplaza, en una zona de fuertes pendientes, en cuyo perímetro interior albergaba al menos tres fuentes naturales de considerable caudal. Este castro ha sido fechado como perteneciente a la Edad de Hierro y contaba con muros de doble paramento rellenos de piedra y tierra. En la actualidad se conservan trozos de pizarra y restos de edificaciones antiguas y otras construcciones de época más reciente, levantadas con piedra extraída de la propia muralla, desmantelada para estos fines en las zonas más próximas.
Leyenda del Castillo Viejo de Valero
Cuenta la leyenda, que el Castillo Viejo de Valero sirvió de refugio al último rey visigodo, D. Rodrigo, al finalizar la batalla de Guadalete. Allí, entre los innumerables pasadizos y cuevas que se dice que existen bajo la sierra de las Quilamas, se refugió éste con su amada Florinda (la reina Quilama), hija del conde D. Julián y con el tesoro de los visigodos, dejándola en lugar seguro, diciéndole que le esperara y no saliera hasta que él regresase. Hasta este lugar, les persiguió D. Julián, donde tras librar batalla cerca de Segoyuela de los Cornejos, consiguió dar muerte a D. Rodrigo.
La leyenda dice que en las noches cercanas a la de San Juan, se puede ver en la Laguna de la Segoyuela, una mano que empuñando una espada, emerge de las aguas esperando que alguien restituya el poder real perdido.
También se cuenta, que en la cueva de las Quilamas, a la que llegaron D. Rodrigo y la reina Quilama desde el Castillo Viejo de Valero, se oyen en las noches de luna llena, los lamentos de la reina Quilama, que desconsolada, murió en la cueva esperando el retorno de D. Rodrigo.
La piscina natural de Valero
Construida en 1985, la piscina natural de Valero es conocida como “Charco el Pozo”. Se trata de una piscina instalada sobre la antigua presa empleada para el suministro de la fábrica de luz de 1920 y en la actualidad constituye uno de los mayores atractivos de Valero. La piscina cuenta con más de cien metros para nadar y una profundidad máxima de unos dos metros, pero lo más destacable de ella es la calidad de sus aguas, que proceden del río Quilama y llegan a esta piscina en estado puro y cristalino. Las instalaciones cuentan, además, con un chiringuito donde tomar una refrescante bebida.