Iglesia de San Marcos de Salamanca
La Iglesia de San Marcos de Salamanca destaca en el primer impacto visual por su originalidad. Su planta es circular por lo que no es de extrañar que muchos visitantes queden admirados por esta peculiar característica. Podemos decir que el románico español no existe ninguna iglesia con esta singularidad circular. Existen varias hipótesis que explicarían el porqué de esta característica pero no se sabe a ciencia cierta porque se hizo la planta y se erigió la iglesia con esta forma.
Lo que parece cierto es que pudo ser construida a finales del siglo XI bajo la autoridad del Conde don Raimundo de Borgoña, que estaba casado con doña Urraca la hija del rey Alfonso VI. Se situaba en la muralla, al lado de la antigua Puerta de Zamora, denominado así porque desde allí se iniciaba el camino hasta la localidad de Zamora.
En el interior de la Iglesia de San Marcos, también circular, se ven diferenciadas con claridad las tres naves de las que se compone separadas por anchas columnas. La decoración es sobria y solemne lo que aporta mayor robustez y serenidad espacial.
En el siglo XX se hicieron varios hallazgos que hoy podemos disfrutarlos en el interior. Una mesa de altar románica tras un retablo barroco colocado posteriormente, un cristo de madera del siglo XIV que se encontraba bajo unas losas del suelo y unas pinturas murales que representan la anunciación y la coronación de la Virgen, San Cristóbal llevando a Cristo a los hombros y unas pinturas florales de los siglos XIII y XIV.
Iglesia de San Cristóbal
Esta iglesia románica es del siglo XII y se encuentra situada en una plaza que ha sido restaurada y que es uno de los rincones más bonitos de Salamanca. Fue utilizada durante gran parte del siglo XX como colegio y los salmantinos con antecedentes familiares que vivían en esa zona podemos recordar lo que nos decían cuando asistían a ese colegio. Y sobre todo en la memoria de nuestros padres está el cine de San José en que se convirtió.
Ahora, debido a las labores de restauración a las que se ha visto sometida, los recuerdos distarían mucho de la realidad. Esta restauración, por el cuidado con el patrimonio arquitectónico con que se realizó, recibió el Premio Europa Nostra.
Fue construida a las afueras de la ciudad amurallada y los investigadores no se ponen de acuerdo si por parte de la Orden Hospitalaria del Santo Sepulcro o por los Caballeros del Hospital de Jerusalén.
La planta es de cruz latina de una sola nave y tres ábsides, siendo el central claramente apreciable desde el exterior. También hay que destacar todos los canecillos adornados de águilas, animales, cabezas humanas…. El interior es difícil visitarlo porque la iglesia suele estar cerrada pero hay que desatacar el “Cristo de los Carboneros”, un cristo crucificado románico, con cuatro clavos, del siglo XII.
Estas dos iglesias son cada una a su manera peculiares y singulares. La primera, la Iglesia de San Marcos por su forma cinlíndrica llama la atención y porque está emplazada en un lugar que con su sobriedad se hace presente a pesar de su atemporalidad.
La Iglesia de San Cristóbal por el cerro donde se encuentra situada, por la tranquilidad que inspira el lugar y por el transportarnos a una época que no es la nuestra desde la visión del siglo XXI.